Las cubiertas representan alrededor del 20-25 % de la superficie urbana total. Lo que resulta especialmente visible en las fotos satelitales es que aún no estamos sacando el máximo partido a nuestras cubiertas: la mayoría de las veces, permanecen vacías. Al mismo tiempo, a medida que las ciudades siguen creciendo y expandiéndose, volviéndose más cálidas y ruidosas en el proceso, se espera que las cubiertas vayan más allá de su función primaria de garantizar un refugio contra los elementos. Más que simples «tapaderas», deben contribuir a la eficiencia energética del edificio, a su sostenibilidad y a la reducción general de su impacto medioambiental. Las cubiertas verdes son una de las mejores soluciones que responden a todas estas necesidades.
En pocas palabras, las cubiertas verdes son cubiertas en las que crecen plantas. También conocidas como «cubiertas vegetales», consisten en un sistema de cubiertas con una capa de plantas vivas sobre la membrana de impermeabilización. Las ventajas estéticas de una solución así son evidentes, pero hay mucho más. Adoptar una cubierta verde es una forma estupenda de «activar» la cubierta, ya que permite ahorrar energía (y costes energéticos), reducir el efecto isla de calor urbano, gestionar las aguas pluviales, reducir los niveles de ruido, mejorar la biodiversidad y proporcionar un buen entorno para la interacción social y el bienestar personal, al tiempo que ofrece un diseño sostenible... y la lista continúa.
Las cubiertas verdes llevan varias décadas apareciendo aquí y allá en paisajes urbanos de todo el mundo, pero su popularización se ha incrementado recientemente. Los primeros sistemas modernos de cubiertas verdes se desarrollaron y comercializaron a gran escala en Alemania a principios de la década de 1970. Hoy en día, su papel en la búsqueda de la reducción del impacto del cambio climático en los entornos urbanos se ha hecho innegable y eso es lo que realmente impulsa su popularidad.
En Europa, muchos municipios están fomentando la incorporación de cubiertas verdes a través de la legislación y ofreciendo ayudas económicas. En algunas regiones, incluso se están convirtiendo en obligatorias. En Francia, una nueva ley promulgada en 2019 establece que las cubiertas planas de los edificios comerciales e industriales de construcción nueva, los almacenes y los hangares no públicos sujetos a explotación comercial, y las zonas de estacionamiento cubierto de acceso público de más de 1.000 m² deben incluir paneles solares o cubiertas verdes en, al menos el 30 % de la superficie de la cubierta.
Existen dos tipos de cubiertas verdes: extensivas e intensivas. Las cubiertas verdes extensivas utilizan vegetación de bajo crecimiento tales como las crasuláceas, que son muy ligeras y solo requieren un sustrato de cultivo poco profundo (de unos 5 a 10 cm), entran en letargo en invierno, tienen una buena resistencia a las sequías y no necesitan riego ni podado. En resumen, requieren muy poco mantenimiento. Normalmente no accesibles, las cubiertas verdes extensivas se utilizan sobre todo en cubiertas planas.
Las cubiertas verdes intensivas, también llamados «cubiertas ajardinadas», son más complejas y necesitan más mantenimiento. Requieren un sustrato de cultivo más profundo que les permita albergar una mayor variedad de opciones vegetales, incluidos árboles y arbustos, que pueden requerir un sistema de riego, fertilización, poda, etc. Las cubiertas ajardinadas intensivas suelen ser accesibles.
Tanto las cubiertas verdes extensivas como las intensivas ofrecen muchas ventajas para el medio ambiente, los propietarios y las comunidades locales. Mejoran la calidad del aire, produciendo más oxígeno y absorbiendo dióxido de carbono y otros contaminantes atmosféricos, lo que se traduce en un efecto positivo general sobre la salud y el bienestar públicos. También contribuyen a la biodiversidad al proporcionar un hábitat natural para plantas, aves e insectos beneficiosos tales como los polinizadores (abejorros, abejas, mariposas, etc.)
Las cubiertas verdes poseen también un importante efecto aislante, lo que significa que se necesita menos energía para calentar o enfriar el edificio. En verano, regulan el calor, manteniendo más fresco el interior del edificio. Con el tiempo frío, garantizan una menor pérdida de calor. Además de este efecto de aislamiento térmico, los sistemas de cubiertas verdes también absorben el sonido y contribuyen a la reducción general de la contaminación acústica causada por el entorno urbano.
Una cubierta verde también ayuda a mitigar el «efecto isla de calor urbano», una condición en la que las ciudades absorben y atrapan el calor en mayor medida que las zonas rurales. Esto se consigue devolviendo la humedad al medioambiente a través de la evapotranspiración. Además, la superficie de la vegetación refleja más luz solar que las cubiertas estándar, lo que contribuye aún más al efecto de refrigeración.
La mejora de la gestión de las aguas pluviales es otra de las claves de los sistemas de cubiertas verdes en los paisajes urbanos. En caso de precipitaciones excesivas, las plantas y los sustratos de las cubiertas verdes absorben cierta cantidad de agua de lluvia y luego la devuelven lentamente al sistema de drenaje y a la atmósfera a través de la evaporación. Esto alivia la presión sobre los sistemas de alcantarillado, reduciendo el riesgo de inundaciones y de erosión. La vegetación de las cubiertas verdes también purifica la escorrentía, el agua de lluvia, actuando como filtro y contribuyendo a una menor concentración de nitratos, fosfatos y toxinas.
Las cubiertas verdes también resultan beneficiosas para el propio sistema de impermeabilización de cubiertas, ya que prolongan considerablemente su vida útil. La capa vegetal actúa como barrera natural, proporcionando protección adicional frente a condiciones climáticas como el granizo, el viento, las fluctuaciones extremas de temperatura y los rayos UV, entre otras.
Por último, pero no por ello menos importante, especificar un sistema de cubierta verde es una elección que mejora la puntuación global de un edificio en los sistemas de calificación de sostenibilidad como BREEAM (Building Research Establishment Environmental Assessment Method) y LEED (Leadership in Energy and Environmental Design). Estas certificaciones confirman las credenciales medioambientales de un edificio de alto rendimiento y, como consecuencia, aumentan su valor de mercado.
Las cubiertas verdes pueden instalarse tanto en edificios nuevos como en el marco de un proyecto de renovación. Sin embargo, antes de elegir una cubierta verde, se deben tener en cuenta algunos aspectos cruciales, tales como la pendiente de la cubierta, el material de la plataforma de la cubierta y la capacidad de carga estructural de la propia cubierta. Además, se debe tener en cuenta la exposición al sol y al viento, así como la accesibilidad de la cubierta y los requisitos de mantenimiento. La elección de la vegetación es otro factor importante, ya que las plantas con raíces agresivas pueden causar daños a todo el conjunto de la cubierta.
La membrana de impermeabilización es una pieza clave en el diseño de las cubiertas verdes. Su función principal es, por supuesto, mantener la estanqueidad de la cubierta y proporcionar un sustrato duradero para que prospere el sistema de cubierta verde. La resistencia a la penetración de las raíces y la robustez para soportar el tránsito de personas durante la instalación y el mantenimiento también son elementos cruciales. El peso es otro factor crítico que puede tener un gran impacto en el rendimiento de una cubierta verde. Por ello, se prefieren membranas de impermeabilización monocapas antes que sistemas de varias capas que pueden añadir un peso significativo a la cubierta.
Las membranas de impermeabilización monocapa para cubiertas RubberGard EPDM y UltraPly TPO de Elevate son robustas pero ligeras, fáciles de instalar y mantener, lo que las hace ideales para el diseño de edificios sostenibles. Su gran resistencia al desgaste y su capacidad para soportar temperaturas extremas se traduce en una solución de impermeabilización de cubiertas notablemente duradera. Las membranas de impermeabilización para cubiertas EPDM de Elevate también son inertes, lo que significa que no liberan sustancias tóxicas al medioambiente. Las membranas RubberGard EPDM y UltraPly TPO han superado ademas la prueba de resistencia a la penetración de raíces (norma EN 13948) y la prueba de resistencia a la penetración de raíces de la Sociedad Alemana de Investigación, Desarrollo y Construcción Paisajística (FLL), lo que las convierte en una elección excelente.
Las cubiertas verdes forman parte de un enfoque sostenible a la arquitectura que ha llegado para quedarse. Ofrecen una forma de devolver la naturaleza a nuestros paisajes urbanos en rápido crecimiento, ayudando a mitigar su impacto medioambiental y mejorando la calidad de vida de sus habitantes. ¿Conclusión? ¡Ayudémoslas a crecer!