Nuestros edificios se convierten en símbolos de los tiempos que vivimos, reflejan el espíritu de una época determinada, atienden a diferentes necesidades, estilos de vida, funciones... «La arquitectura debe hablar de su tiempo y lugar, pero anhelar la atemporalidad», afirma Frank Gehry, uno de los arquitectos más destacados de nuestro tiempo. Explorar las posibilidades tecnológicas emergentes e imaginar cómo se pueden crear nuevos valores en la vida de las personas, han sido los principios que han guiado a los pioneros de la arquitectura obligados a responder a los retos de su tiempo. El reto clave de hoy en día, la sostenibilidad, añade diversas dimensiones nuevas al debate, aunando forma, función, elección responsable de materiales y pensamiento a largo plazo. Mantenerse al día nunca ha sido tan importante.
La economía circular, la aparición de nuevos materiales y la remodelación de los paisajes urbanos de forma sostenible son algunos de los motores más importantes del cambio en la arquitectura contemporánea. Tratar de minimizar el impacto medioambiental negativo de los edificios mediante la eficiencia energética y de recursos, la reducción de residuos y la moderación en el uso de materias primas, mejorando al mismo tiempo el bienestar de las personas, son tendencias que han llegado para quedarse.
La elección de los materiales de construcción dentro de la mentalidad de la arquitectura sostenible está muy influida por un enfoque de «reducir, reutilizar y reciclar». Los materiales naturales y renovables han cobrado protagonismo, junto con productos duraderos que ofrecen una solución a largo plazo, contribuyendo a reducir los residuos de la construcción y la necesidad de recursos naturales.
La renovación del parque de edificios existente, especialmente a través de planes públicos de rehabilitación energéticamente eficiente, también está cobrando impulso. La iniciativa Green Deal de la Unión Europea, cuyo objetivo es lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050, ha señalado la renovación de los edificios públicos y privados como una medida esencial para allanar el camino hacia un sistema energético limpio y neutro en carbono en Europa. Como parte del Green Deal, se espera que los Estados miembros de la UE emprendan una «ola de renovación» de los edificios públicos y privados, con el objetivo de duplicar al menos las actuales tasas anuales de renovación.
Todos estos retos no obstaculizan la creatividad de los arquitectos, sino que la fomentan. Diseñar (y construir) de forma creativa y sostenible requiere un enfoque holístico de cada aspecto de un proyecto, incluidas las cubiertas. Como uno de los componentes más importantes del cerramiento del edificio, las cubiertas ofrecen un lienzo en blanco para todo tipo de posibilidades. Los arquitectos se apoderan de ellas, buscando formas de activar estas superficies (mediante la inclusión de cubiertas verdes, la instalación de paneles solares, la recogida de agua de lluvia, etc.) sin renunciar al valor estético de sus creaciones. Por suerte, la responsabilidad y la imaginación no tienen por qué ser mutuamente excluyentes. La membrana de impermeabilización para cubiertas RubberGard EPDM de Elevate es uno de esos materiales de construcción que se comportan de manera respetuosa con el medio ambiente y permiten crear y renovar más allá de las limitaciones.
Las membranas de impermeabilización para cubiertas de EPDM se utilizan principalmente en cubiertas planas o con poca pendiente, pero estas no son las únicas formas que pueden cubrir. De hecho, RubberGard EPDM ofrece una total libertad de diseño, incluso cuando la cubierta no es plana en absoluto. Cubiertas con formas irregulares, onduladas, cubiertas que se prolongan hasta casi formar parte de la fachada... todas ellas pueden impermeabilizarse con RubberGard EPDM.
Lo que da a los arquitectos una enorme libertad de diseño al elegir RubberGard EPDM es que es monocapa. Significa que una sola capa fina es suficiente para ofrecer una solución de impermeabilización duradera y de alto rendimiento, sin añadir un peso significativo a la estructura del edificio (a diferencia de otras membranas de impermeabilización para cubiertas tradicionales que deben instalarse en varias capas).
Las membranas RubberGard EPDM de Elevate también son extremadamente flexibles, incluso a temperaturas tan bajas como -45 °C. Tienen excelentes características de planicidad y pueden adaptarse y amoldarse a formas irregulares con gran facilidad, siguiendo la geometría del soporte. Esta flexibilidad también les permite hacer frente a las dilataciones y contracciones del edificio provocadas por las fluctuaciones de temperatura, sin saturarse ni romperse nunca.
Adecuadas tanto para construcciones nuevas como para renovaciones, las membranas RubberGard EPDM pueden instalarse directamente sobre la mayoría de los sustratos, con o sin aislamiento. El método de instalación se elige en función de los requisitos de cada proyecto: pueden adherirse totalmente al sustrato mediante adhesivos, fijarse mecánicamente con placas y elementos de fijación, o simplemente lastrarse en posición con grava o baldosas de hormigón. Todos estos métodos tienen algo en común: no se necesitan llamas para instalar RubberGard EPDM, lo que aumenta notablemente la seguridad y la comodidad de la obra. Además, no se necesita maquinaria ni herramientas grandes o pesadas, lo que aporta una mayor flexibilidad durante el proceso de instalación.
Las membranas RubberGard EPDM pueden dejarse a la vista o pueden cubrirse con paneles de revestimiento. Permiten la activación de la cubierta mediante diferentes prácticas de construcción respetuosas con el medio ambiente, como las cubiertas verdes, solares o cubiertas para retención temporal de aguas pluviales. En resumen, RubberGard EPDM puede llegar hasta donde llegue la visión del arquitecto.